3 cuotas de $14.400,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $43.200,00 |
1 cuota de $43.200,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $43.200,00 |
2 cuotas de $25.682,40 | Total $51.364,80 | |
3 cuotas de $17.676,00 | Total $53.028,00 |
3 cuotas de $18.407,52 | Total $55.222,56 |
3 cuotas de $18.599,04 | Total $55.797,12 |
1 cuota de $43.200,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $43.200,00 |
12 cuotas de $6.971,76 | Total $83.661,12 |
3 cuotas de $15.408,00 | Total $46.224,00 | |
6 cuotas de $8.226,00 | Total $49.356,00 | |
9 cuotas de $7.870,08 | Total $70.830,72 | |
18 cuotas de $6.585,60 | Total $118.540,80 |
1 cuota de $51.611,04 | Total $51.611,04 | |
6 cuotas de $9.966,24 | Total $59.797,44 |
Septiembre de 2017: Michel Le Van Quyen, investigador neurocientífico, se despierta con una parálisis facial. Le diagnostican agotamiento y le prescriben reposo absoluto. En un principio le agobia esta inacción, pero luego se produce la sorpresa: el silencio en el que se ha sumido le sienta bien y le ayuda a superar la enfermedad. Entonces decide orientar sus investigaciones para sustentar el valor del silencio en nuestra salud cerebral. Si ya teníamos la intuición, ahora lo explica la neurociencia: cuando promovemos el silencio acústico, pero también atencional, visual o meditativo, nuestro cerebro cae en un estado muy particular.