| 1 cuota de $22.800,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $22.800,00 |
| 2 cuotas de $13.554,60 | Total $27.109,20 | |
| 3 cuotas de $9.329,00 | Total $27.987,00 |
| 3 cuotas de $9.715,08 | Total $29.145,24 |
| 3 cuotas de $9.816,16 | Total $29.448,48 |
| 1 cuota de $22.800,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $22.800,00 |
| 12 cuotas de $3.679,54 | Total $44.154,48 |
| 3 cuotas de $8.132,00 | Total $24.396,00 | |
| 6 cuotas de $4.341,50 | Total $26.049,00 | |
| 9 cuotas de $4.153,65 | Total $37.382,88 | |
| 18 cuotas de $3.475,73 | Total $62.563,20 |
| 1 cuota de $27.239,16 | Total $27.239,16 | |
| 6 cuotas de $5.259,96 | Total $31.559,76 |
A finales del siglo IV a. C. Epicuro fundó una escuela filosófica del todo opuesta al idealismo platónico imperante. Desde una perspectiva mucho más empírica y natural, su doctrina reivindicó el papel de los sentidos (única fuente de sabiduría posible) y la búsqueda del placer para alcanzar la felicidad (único objetivo final). Este hedonismo, sin embargo, debía acompañarse de cierta ética, capaz de distinguir placeres buenos (o «naturales», como comer o dormir) y malos (o innecesarios y vanos, como beber sin sed o buscar la lujuria). De aquí la necesidad de la filosofía, cuya práctica defendió Epicuro durante toda la vida: «porque para alcanzar la salud del alma, nunca se es ni demasiado viejo ni demasiado joven».
