Osvaldo Raúl Burgos (Rosario, Argentina, 1967)

Abogado, Posgrado en derecho de Daños (Uni- versidad Católica Argentina), doctorando en Derecho (Universidad Nacional de Rosario), Posgrado en Antropología Urbana (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), escritor, ensayista, jurista reconocido internacionalmente, filósofo.

“SERÁ JUSTICIA” es el eslogan, la frase, el cliché que debe cerrar formalmente, bajo pena de nulidad, los escritos de los abogados de muchos países americanos. Pero, ¿de verdad creemos que la justicia puede ser? Y más aún, ¿nos parecería deseable que, de una vez y para siempre, sea?

  • Mi causa es justa”, grita Orestes en uno de los ensayos de este libro.
  • “Lo que has de desear es que así parezca a los ciudadanos”, le responde su amigo Pílades.

“En los tribunales, lo verosímil vale más que lo cierto y entonces la verdad, si no es verosímil, debiera callarse ante los estrados” le hace decir Platón a Simmias. Pero si todo es texto —y desde Heidegger sabemos que el lenguaje es la casa del ser— ¿SERÁ POSIBLE LA VERDAD? Y aceptando que no lo fuera; ¿qué es lo que hace el proceso —una “metáfora de la metáfora”, aquí— cuando dice buscarla-?

Atravesamos un cambio, no de épocas, sino de era. Abandonado el imperio del destino y caídos en descrédito los oráculos, el hombre de esta sociedad desestructurada no puede estar a la altura de la historia, simplemente porque no sabe qué es lo la historia espera de él. Frente a la constatación insoslayable de esa incertidumbre, la respuesta más simple, más llana, más directa, es reducir el derecho a su dimensión económica. Eso es lo que vemos a diario; no es de lo que se trata aquí

De lo que aquí se trata, por el contrario, es de rastrear la formación de nuestra propia huella de lo pensable y, en un único gesto múltiple, volver hacia las letras que imaginaron nuestra historia, avanzar retrocediendo hacia el origen de nuestra declinación inaudita en una idea particular y colectiva de lo justo. De elegir arbitrariamente un pasado y atravesarlo con el único arma de un grupo de ensayos cortos. De hacer literatura; de pensar el derecho. De construir y construirnos literariamente en la deconstrucción temporal de lo jurídico.

Porque fuera de todo eslogan, de toda frase obligatoria, de cualquier cliché, el compromiso es avanzar indeteniblemente sobre el espacio inconmensurable de lo injusto. Y ese es un afán colectivo que —a riesgo de una guerra social en el horizonte cercano— ya no admite exclusiones, ni demoras.

SERÁ FICCIÓN - Burgos

$2.500,00
Envío gratis superando los $40.000,00
SERÁ FICCIÓN - Burgos $2.500,00
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

Osvaldo Raúl Burgos (Rosario, Argentina, 1967)

Abogado, Posgrado en derecho de Daños (Uni- versidad Católica Argentina), doctorando en Derecho (Universidad Nacional de Rosario), Posgrado en Antropología Urbana (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), escritor, ensayista, jurista reconocido internacionalmente, filósofo.

“SERÁ JUSTICIA” es el eslogan, la frase, el cliché que debe cerrar formalmente, bajo pena de nulidad, los escritos de los abogados de muchos países americanos. Pero, ¿de verdad creemos que la justicia puede ser? Y más aún, ¿nos parecería deseable que, de una vez y para siempre, sea?

  • Mi causa es justa”, grita Orestes en uno de los ensayos de este libro.
  • “Lo que has de desear es que así parezca a los ciudadanos”, le responde su amigo Pílades.

“En los tribunales, lo verosímil vale más que lo cierto y entonces la verdad, si no es verosímil, debiera callarse ante los estrados” le hace decir Platón a Simmias. Pero si todo es texto —y desde Heidegger sabemos que el lenguaje es la casa del ser— ¿SERÁ POSIBLE LA VERDAD? Y aceptando que no lo fuera; ¿qué es lo que hace el proceso —una “metáfora de la metáfora”, aquí— cuando dice buscarla-?

Atravesamos un cambio, no de épocas, sino de era. Abandonado el imperio del destino y caídos en descrédito los oráculos, el hombre de esta sociedad desestructurada no puede estar a la altura de la historia, simplemente porque no sabe qué es lo la historia espera de él. Frente a la constatación insoslayable de esa incertidumbre, la respuesta más simple, más llana, más directa, es reducir el derecho a su dimensión económica. Eso es lo que vemos a diario; no es de lo que se trata aquí

De lo que aquí se trata, por el contrario, es de rastrear la formación de nuestra propia huella de lo pensable y, en un único gesto múltiple, volver hacia las letras que imaginaron nuestra historia, avanzar retrocediendo hacia el origen de nuestra declinación inaudita en una idea particular y colectiva de lo justo. De elegir arbitrariamente un pasado y atravesarlo con el único arma de un grupo de ensayos cortos. De hacer literatura; de pensar el derecho. De construir y construirnos literariamente en la deconstrucción temporal de lo jurídico.

Porque fuera de todo eslogan, de toda frase obligatoria, de cualquier cliché, el compromiso es avanzar indeteniblemente sobre el espacio inconmensurable de lo injusto. Y ese es un afán colectivo que —a riesgo de una guerra social en el horizonte cercano— ya no admite exclusiones, ni demoras.