Verónica Meo Laos
Profesora, periodista e investigadora.
Docente adjunta de la Universidad
Argentina de la Empresa (UADE),
Sede Costa. Es profesora de nivel
Superior en la Dirección General de
Cultura y Educación y colaboradora
en diferentes medios de prensa. Ha
escrito numerosos artículos periodís-
ticos y académicos en el país y en el
exterior.
Doctoranda en Semiótica (CEA-
FCS- UNC), actualmente cursa la
Maestría en Historia Pública y Divul-
gación de la Historia (UNQ).
Además de este libro, entre otros, es
autora de: Vanguardia y renovación
estética. Asociación Amigos del Arte
(1924- 1942) y, en colaboración, de:
Tras las huellas de Girondo. De
muertos y revivos yoes. Ambos con
becas del Fondo Nacional de las
Artes.
Vive en Dolores, provincia de
Buenos Aires.

¿Cómo comenzar este prólogo sin referir al hecho de que está
siendo escrito en plena pandemia del COVID-19? Desde luego, no es
posible. Cuando Verónica me acercó la primera versión de su libro apenas

comenzaba la primera fase de la cuarentena. La misma que, desde enton-
ces, ha mutado muchas veces hasta casi desaparecer como realidad social,
a pesar de que los casos continúan multiplicándose a diario. Mi anhelo más
sincero es que toda esta experiencia acabe y que este prólogo apenas cons-
tituya un pequeño testimonio de los tiempos que nos tocaron vivir. Porque
debo ser sincera, el libro de Verónica me interpela de modos muy particu-
lares en este contexto en el que pareciera que la salud se ha resumido a la
ausencia de COVID-19. ¿De qué modos se habrá transformado el Hospital
Municipal de Lezama en estos meses? Un hospital de puertas abiertas, baja
complejidad y con apenas un respirador, elemento que hasta el 2019
simbolizaba el progreso material de sus instalaciones. Entonces, esta obra
narra una experiencia de la vieja normalidad, esa que, por el momento, no
sabemos cuándo ni de qué manera volverá.
Pero, si toda obra y toda lectura es resultado de un tiempo determi-
nado, también lo es respecto del espacio. Verónica afirma que escribe
desde la periferia para analizar cómo son los procesos de atención a la
salud en la perspectiva. Pero inmediatamente aclara que todos somos
centro y periferia a la vez, porque la ubicación depende del punto inicial
donde uno se encuentre. En este sentido, este prólogo está escrito por
alguien que vive en el centro de la periferia. La Ciudad de Buenos Aires,
es centro respecto del resto del país, pero periferia respecto del resto del
mundo. Mi lectura del libro de Verónica está condicionada también por esa
realidad geográfica que determina cuáles son mis fantasías respecto de la
vida y de la salud en un pueblo, cuáles las ventajas que creo que tienen y
cuáles los miedos que siento que tendría si viviera en un lugar más peque-
ño. Porque el libro de Verónica habla del hospital, de la salud, de la expe-
riencia de los trabajadores, de los pacientes, como un coro de voces que
dialogan, pero también es un emergente que le permite hablar de la historia
local, de la vida en un pueblo, de Lezama como parte de un corredor más

amplio que abarca los poblados de la Ruta 2.
Natalia Casola

Hospital de Lezama. Itinerarios, luchas y salud publica desde la periferia. Veronica Meo Laos

$8.580,00
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Verónica Meo Laos
Profesora, periodista e investigadora.
Docente adjunta de la Universidad
Argentina de la Empresa (UADE),
Sede Costa. Es profesora de nivel
Superior en la Dirección General de
Cultura y Educación y colaboradora
en diferentes medios de prensa. Ha
escrito numerosos artículos periodís-
ticos y académicos en el país y en el
exterior.
Doctoranda en Semiótica (CEA-
FCS- UNC), actualmente cursa la
Maestría en Historia Pública y Divul-
gación de la Historia (UNQ).
Además de este libro, entre otros, es
autora de: Vanguardia y renovación
estética. Asociación Amigos del Arte
(1924- 1942) y, en colaboración, de:
Tras las huellas de Girondo. De
muertos y revivos yoes. Ambos con
becas del Fondo Nacional de las
Artes.
Vive en Dolores, provincia de
Buenos Aires.

¿Cómo comenzar este prólogo sin referir al hecho de que está
siendo escrito en plena pandemia del COVID-19? Desde luego, no es
posible. Cuando Verónica me acercó la primera versión de su libro apenas

comenzaba la primera fase de la cuarentena. La misma que, desde enton-
ces, ha mutado muchas veces hasta casi desaparecer como realidad social,
a pesar de que los casos continúan multiplicándose a diario. Mi anhelo más
sincero es que toda esta experiencia acabe y que este prólogo apenas cons-
tituya un pequeño testimonio de los tiempos que nos tocaron vivir. Porque
debo ser sincera, el libro de Verónica me interpela de modos muy particu-
lares en este contexto en el que pareciera que la salud se ha resumido a la
ausencia de COVID-19. ¿De qué modos se habrá transformado el Hospital
Municipal de Lezama en estos meses? Un hospital de puertas abiertas, baja
complejidad y con apenas un respirador, elemento que hasta el 2019
simbolizaba el progreso material de sus instalaciones. Entonces, esta obra
narra una experiencia de la vieja normalidad, esa que, por el momento, no
sabemos cuándo ni de qué manera volverá.
Pero, si toda obra y toda lectura es resultado de un tiempo determi-
nado, también lo es respecto del espacio. Verónica afirma que escribe
desde la periferia para analizar cómo son los procesos de atención a la
salud en la perspectiva. Pero inmediatamente aclara que todos somos
centro y periferia a la vez, porque la ubicación depende del punto inicial
donde uno se encuentre. En este sentido, este prólogo está escrito por
alguien que vive en el centro de la periferia. La Ciudad de Buenos Aires,
es centro respecto del resto del país, pero periferia respecto del resto del
mundo. Mi lectura del libro de Verónica está condicionada también por esa
realidad geográfica que determina cuáles son mis fantasías respecto de la
vida y de la salud en un pueblo, cuáles las ventajas que creo que tienen y
cuáles los miedos que siento que tendría si viviera en un lugar más peque-
ño. Porque el libro de Verónica habla del hospital, de la salud, de la expe-
riencia de los trabajadores, de los pacientes, como un coro de voces que
dialogan, pero también es un emergente que le permite hablar de la historia
local, de la vida en un pueblo, de Lezama como parte de un corredor más

amplio que abarca los poblados de la Ruta 2.
Natalia Casola